sábado, 23 de marzo de 2013

La leyenda de Los Borrucales



Tras la batalla de Garcinarro entre los Lara y los Castro, allá por el siglo XII, nació una leyenda que se extendió por estos lares durante siglos, que hablaba de fenómenos que se podrían interpretar como sobrenaturales, que ocurrieron en el campo de batalla cuando ésta terminó. Hoy en día, conocemos la leyenda gracias al relato de Florián Ocampo que recoge en su Crónica de España, publicada casi cuatro siglos después de aquella contienda. El relato, obviamente, estaba escrito en el castellano de la época; que, a mi entender, viene a decir algo así:

Texto original de Florian de Ocampo (1541) 
Crónica de España. 4ªParte. fol 384.
«...el conde fue muerto y los suyos vencidos y desorganizados. Gran maravilla sucedió en aquel lugar o de esta lid, que antes decían que era campo muy llano y despejado,  pero desde aquel día en que sucedió aquella batalla en adelante, dicen los que son naturales de allí y oyeron a los que antes que ellos lo fueron, que después de aquella hora comenzaron a descubrirse peñascos tan ásperos y tan espesos como perdernales. Tal lugar es ahora tan trabado, que no hay hombre en el mundo que de paso pudiese salir sin ningún peligro del caballo, ni aún hombre a pie que se atreviese a correr por ninguna guisa; y dicen más, que en el lugar donde hubo mayor mortalidad nacieron más espesos los peñascos, que quiere decir, que como la distancia entre ellos fuese lejos o cerca, la muerte de hombres fue grande o pequeña; que bien así nacieron las peñas, según las espesuras de los muertos.»




Sin duda, la descripción del lugar hace referencia al paraje que nosotros llamamos "Los Borrucales" en nuestro dialecto alcarreño, y que el Instituto Geográfico Nacional —que también vela por el castellano oficial— llama "Los Berrocales" en las últimas ediciones de sus mapas topográficos.

Como consecuencia de la leyenda transmitida por Florián Ocampo, se pensó que la batalla entre Laras y Castros ocurrió en ese lugar. Hay varios motivos para pensar que no fue exactamente allí, pues según otras crónicas la batalla se dio a la vista de Garcinarro; pero eso es otra historia que no puede ensombrecer  esta fascinante leyenda. No menos encantador es el lugar, donde un día —como dice Ocampo— nacieron las peñas; aunque no fuera según las espesuras de los muertos, ni después de aquella hora.


La formación de los Borrucales

Aquí, Los Borrucales hace referencia a un lugar que se extiende entre los términos de Mazarulleque y Huete, donde existe un conjunto de rocas calcáreas de singular forma y tamaño. Éste es un tipo de roca sedimentaria, llamada travertino, que se forma por la precipitación del carbonato cálcico que resulta de un proceso químico después de la disolución de calizas en agua. El proceso de formación es similar al de estalactitas y estalagmitas; pero en el caso de los travertinos, el agua cargada de iones carbonato (HCO3-) 

e iones calcio (Ca2+) pierde CO2 cuando aflora a la superficie o atraviesa sedimentos con alta actividad vegetal, de modo que queda carbonato cálcico (CaCO3), que precipita y comienza a depositarse sobre materiales del suelo (musgos, tallos, raíces de plantas, o restos de éstas) que hacen de molde y dan lugar a rocas porosas con formas muy diversas, dependiendo del material de soporte inicial.  


Estas rocas no se formaron en tan poco tiempo como dice la leyenda, ni siquiera en ese periodo. Su formación tuvo que ser cuando en ese estrato del suelo, donde ahora se observan, hubo un afloramiento de agua o estuviera cubierto por alguna laguna en proceso de desecación.

Asplenium ceterach
Con el desarrollo de la agricultura en el último siglo, la extensión de estos 'borrucales' se ha reducido bastante. Hoy quedan unas nueve hectáreas repartidas en un par de zonas interesantes, con rocas de más de 2 metros de altura y donde se da un microclima diferente a lo que hay a su alrededor. En estas zonas crecen incluso helechos y otras especies de plantas que, aunque comunes en otros lugares, son bastante distintas de las que hay en los yesares circundantes.

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